Los dispositivos electrónicos de tu negocio son fundamentales para su funcionamiento. Las computadoras, servidores físicos, impresoras, entre otros, son propensos a sufrir daños que retrasen los procesos de tu empresa y ocasionar pérdidas económicas.
Cualquier factor que dañe el equipo electrónico conectado a una red supone una amenaza para la compañía.
Existen distintos tipos de amenazas que pueden ocasionar el daño o pérdida total de los equipos. Algunos son más latentes y otros son eventuales, pero de gran magnitud.
Los riesgos que pueden afectar equipos y dispositivos electrónicos se pueden clasificar en dos grupos:
Comprenden todo tipo de daños que sean originados por alguna acción humana. Son riesgos latentes a los que están expuestos los equipos. Pueden ocurrir en cualquier momento, ya sea durante la jornada laboral e, incluso, fuera de ella.
Los ataques más comunes buscan obtener información confidencial o ganancias económicas mediante diversas técnicas. Pero existen programas que pueden ocasionar daños severos al hardware de una empresa. Desde virus informáticos, malware o programas troyanos, destruyen programas críticos para el funcionamiento de un equipo, dejándolo inservible.
Estas amenazas son menos frecuentes que las ocasionadas por humanos; sin embargo, pueden generar daños a gran escala, al punto de dejar inservibles todos los equipos informáticos de tu negocio.
Pueden tener origen en la naturaleza misma o bien, de la infraestructura y construcciones hechas por humanos.
Existe una gran cantidad de factores que pueden ocasionar daños a tus equipos de cómputo. Esto provoca pérdidas económicas y retraso en las operaciones.
Para solucionar este problema, puedes adquirir una cobertura contra accidentes para todos los dispositivos de tu negocio.
Las coberturas contra accidentes mitigan el riesgo financiero que implica sufrir un accidente severo en las instalaciones informáticas de tu empresa.
La inversión planeada y periódica que implica un servicio como este, es más factible de costear que un gran gasto inesperado. Sumado a las pérdidas por retrasos en operaciones, no contar con un plan de cobertura contra accidentes puede significar la ruina financiera para tu negocio.