Hoy más que nunca, hablar sobre la infraestructura tecnológica de una empresa es, sin duda, tratar un tema que puede darnos mucho material de análisis y, especialmente, darnos un elemento medible sobre cuánto invierte e, incluso, genera dicha compañía.
Sin embargo, si la empresa en cuestión se centra únicamente en la obtención de nueva tecnología, sin conocer a profundidad cómo o en qué puede emplearla, es decir, de qué forma va a beneficiar a su organización, quizá se trate entonces de un gasto mal realizado.
Muchas compañías de infraestructura tecnológica suelen emplear maniobras de marketing de distintos tipos con la finalidad de vender sus productos, que si bien pueden ser una oferta interesante, muchas veces terminan en manos que poco o nada van a aprovechar.
Es más, en el peor de los casos, podría ser que esos productos se acerquen a la obsolescencia o que simplemente no sean una buena alternativa para la organización interesada.
Se trata de un juego entre lo que, como empresario, “deberías” adquirir para tu empresa, según el marketing y la imagen que la sociedad dicta es la mejor, contra lo que es más funcional y aquello que te permitirá realmente tener un valor agregado para tu empresa.
En el caso de la segunda opción, los resultados son variables, pero igualmente medibles. El principal es, probablemente, el crecimiento de tu empresa en el tiempo, de la mano de muchos otros beneficios.
Sabemos que tu compañía, sin importar el giro que tenga, es lo más importante para ti. Por eso mismo, una buena recomendación es que hagas un espacio, un lapso durante el cual puedas conocer un poco más sobre tu infraestructura tecnológica.
Prueba a hacer una pequeña pausa de 30 segundos ahora mismo, mientras piensas en la infraestructura de este tipo que hay en tu compañía…
¿Y bien? ¿Pensaste en lo que has invertido en ella? ¿Cuándo fue la última vez que renovaste este equipo? ¿Sabes bien qué es lo que adquiriste o contrataste y para qué sirve? ¿Conoces cómo es que ayuda a tu empresa? ¿Sabes si te permite crecer como organización?
Si respondiste con más preguntas a todas estas interrogantes, es buena idea hacer una breve parada por tu área de informática o con tu proveedor de servicios, a quienes puedes hacerle las preguntas adecuadas, como:
De este modo, te darás una idea más aproximada sobre si tienes infraestructura tecnológica desaprovechada y cuánto es el costo.
Tal como insinuamos más arriba, “no todo lo que brilla es oro”. Sin embargo, aquí también se puede aplicar otra idea, una que implica no solo eso, sino también que para tener un crecimiento sostenible en una empresa, existen otros factores y productos que pueden ser mucho más efectivos que el que tu empresa posee.
Todo lo anterior sin salir del tema de la infraestructura tecnológica. ¿Y qué tal si lo explicamos con un enfoque diferente?
¿Por qué conformarse con oro si lo que tú y tu empresa necesitan es un diamante?
Es decir, si seguimos con la metáfora, tal vez sea que el oro, en nuestros días, va camino a la obsolescencia pues el paso del tiempo es algo que invariablemente debe considerarse siempre para la tecnología.
Todo lo anterior nos lleva a una pregunta necesaria y a la respuesta más importante de todas. Si no conoces la respuesta a esta interrogante, lo más probable es que tu infraestructura tecnológica sea desaprovechada en estos momentos.
Pero vayamos por partes, ¿conoces a ciencia cierta cuánto has invertido y/o a cuánto asciende la inversión que realizas en la infraestructura tecnológica de tu negocio?
Si tu respuesta es “sí”, avancemos, si es “no”, es buena idea que hagas una pequeña pausa para averiguarlo.
Ahora que ya conoces cuánto es el presupuesto destinado a tu infraestructura tecnológica, la pregunta precisa es: ¿cuánta de esa infraestructura emplea en realidad tu empresa?
Aquí pueden ocurrir varios escenarios, pero el más común es que desconozcas cuál es el uso exacto que se le da a la infraestructura.
Como resultado, es muy probable que no pagues el servicio que usas, sino una cifra mucho mayor, ya sea porque desconocemos cuánto se usa en realidad o por temor a que lo que tengamos sea insuficiente.
En cualquier caso, la realidad es que desaprovechar tu infraestructura tecnológica no hace más que frenar tu crecimiento como empresa, pues hace que el trabajo de la tecnología, en el sentido de la eficiencia y la productividad, se vea frenado y pierda mucho de lo que lo hace valioso.