Cada que una nueva tecnología hace su aparición y consigue algo de fama ha sido habitual que se le destaque como el avance del siglo que perdurará y predominará el mercado a lo largo de los próximos años.
Sin embargo, este tipo de predicciones, aunque continúan surgiendo, no suelen ser precisas. Es decir, ¿cuánto tiempo le tomó a las versiones Beta, VHS, incluso al CD, prácticamente extinguirse? ¿Con qué frecuencia utilizas una memoria USB en nuestros días? Solo por poner ejemplos muy claros.
Esa lista de interrogantes podría ser interminable y algo parecido ocurre hoy con el uso de la nube, especialmente para el mundo de los negocios.
Nadie puede negar lo novedosa que fue la idea de la nube como modelo para los negocios. De hecho, esa idea hizo que se creyera que, eventualmente, la nube dominaría todas las industrias, que acudirían a ella para mantener toda su carga de trabajo.
Lo cierto es que una investigación de Aberdeen Strategy & Research vino a derribar el mito de que la nube pública iba a gobernar en dicho ámbito.
¿Qué se creía? Que las empresas, en especial las pequeñas y las medianas, dejarían de apostar por la infraestructura local para hacerlo ahora en la nube pública, lo que les evitaría contar con instalaciones. Sin embargo, parece que los desafíos de las compañías las han orillado a actuar diferente.
Según las investigaciones de Aberdeen, si bien es cierto que la nube ha sido un elemento de cambio para muchas empresas, lo cierto es que muchas compañías han apostado, dentro de la vorágine que ocurre ahora mismo, más por un modelo de nube híbrido, como GreenLake, en el que aprovechan también la infraestructura.
De hecho, aseguran que muchas organizaciones que estaban ya en la nube pública dieron marcha atrás para poder aprovechar la infraestructura local y la nube. Esto puede deberse a que un modelo híbrido permite explotar las ventajas de la nube y la infraestructura local al mismo tiempo.
De este modo, se virtualizan algunos recursos mientras se potencian los microservicios y se crean aplicaciones.
Modelos como el de GreenLake son tendencia, al disminuir 25% del uso de la nube pública contra un aumento de casi el doble en el uso del modelo híbrido.
Ahora bien, esto no significa que estos modelos no puedan coexistir, sino que las organizaciones encuentran más flexibilidad, rendimiento, operatividad y adaptación a sus cargas de trabajo en un modelo híbrido.
Entre los descubrimientos más interesantes de la investigación de Aberdeen está también el hecho de que las organizaciones con un modelo híbrido, como GreenLake, aprovechan mejores y más avanzadas tecnologías que aquellas que se basan únicamente en la nube pública.
Esto quizá tenga relación con el hecho de que las compañías con el modelo híbrido, según la investigación, han bajado los costos de su operación, en comparación de quienes se centran en la nube al 100%, que tuvieron una tendencia a subirlos.
En pocas palabras, los modelos híbridos, como el de GreenLake, que puedes revisar a fondo dando clic aquí, van ganando terreno a la nube pública gracias a los grandes beneficios que las organizaciones han logrado encontrar mediante su uso y el aprovechamiento de las instalaciones locales.
Además, los modelos de consumo de infraestructura, como GreenLake, han demostrado ser más ágiles y resistentes a las necesidades y cargas de trabajo de las compañías actuales.